A pesar de la elegancia del terciopelo de las butacas rojas, los grandes escenarios y los lujosos pasillos, desde la década de los 90 se ha ido dando paso a opciones diferentes al teatro tradicional. En los últimos 20 años se han inaugurado cada vez más espacios de nuevo formato como posible opción ante los teatros comerciales. Madrid cuenta con más de 150 salas, algunas de ellas dentro de bares, sótanos o edificios antiguos, con un aforo medio de 60 personas con representaciones semanales.
El Montacargas es una de las muchas salas que a día de hoy intentan vender un teatro más asequible, tal y como asegura Aurora Navarro, actriz y directora de esta sala alternativa situada cerca de Príncipe Pío. Un teatro alternativo, fresco y con programación de calidad.
“En los 90, la gente que iba al teatro eran matrimonios a ver una obra de Lina Morgan o algunos intelectuales”
En el teatro más tradicional se siguen representando obras que van desde Lope de Vega hasta Shakespeare, pasando por las nuevas tendencias como los musicales. Graça Ramos, directora de comunicación del Teatro Real, asegura que “no existe competencia posible” con los teatros de siempre. ¿El motivo? Que ellos “son capaces de producir obras de una manera más sofisticada”. Esto se debe a que la “capacidad tanto de infraestructura, técnica como presupuestaria” es mucho mayor en los teatros tradicionales que en las nuevas salas. El Teatro Lope de Vega, El Español o El Teatro Real siguen estando llenos.
La crisis de la cultura
Estas nuevas alternativas nacen como una forma de intentar evitar las dificultades que sufre el sector desde la subida del IVA y la crisis económica. Los jóvenes que ven en el mundo del teatro su vocación son conscientes de este problema. Ester Gotor tiene 24 años y ha participado en teatros, cortometrajes y dos películas. Ha sido galardonada con el premio a la Excelencia Profesional por el Instituto Nacional. Reconoce que “con el 21% de IVA es muy difícil trabajar para poder desarrollar la cultura” y que “es evidente que la crisis económica ha influido en todos los sectores, y en el que más en el de la cultura”. En el último trimestre de 2012, los primeros meses de implantación de la subida del IVA al 21%, el teatro perdió 1,8 millones de espectadores, acorde a los datos de la FAETEDA.
Uno de los compañeros de Ester es Carlos Mestanza, actor, productor y director. Actuó en obras como Matar al Presidente en teatro y Hospital Central en televisión y ha ganado varios premios por su serie web Okupados. Para Mestanza el teatro “sirve de terapia personal para salir de la frustración”. Considera que el público debería ser “más consciente, ya que muchas personas podrían reírse y evadirse de sus problemas”. Los parámetros de las CSCE marcan que el gasto en consumo cultural y de entretenimiento se redujo en 2.000 € en tres años. Mestanza sostiene que la sociedad “siempre prefiere recortar en cultura”. Esto mismo se ve reflejado en los presupuestos de cultura. En 2008 el gasto presupuestario fue de 1.220 € y hace tres años fue de 722 €.
Nuevas salidas
La preocupación principal se convierte en cómo solucionarlo. Hay instituciones que aportan al teatro con subvenciones, en la capital las principales son: la Comunidad, el Ayuntamiento y el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Aunque este último en menor medida ya que atiende al ámbito nacional. Los teatros alternativos intentan aprovechar estas ayudas, pero siguen siendo insuficientes. Así lo considera Aurora Ramos, la cual se queja de la diferenciación en la concesión de subvenciones que hay entre los teatros, “se han llegado a gastar 300.000 € en actos de una noche como en el de Teatro Canal entre regalos, catering y otros detalle”.
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